sábado, 14 de noviembre de 2015

El día que me cerraron la boca: jornada de reflexión

Una de las conversaciones de la que más orgullosa me siento fue una en la que me callaron la boca. Estaba en Inglaterra, trabajando allí de camarera pero informándome de lo que pasaba en mi querida España. Un día cualquiera, yo hablaba de la corrupción del sistema a muchos niveles, me quejaba de la situación, de nuestros políticos, de sus gestiones y sus consecuencias.

Fue entonces cuando un iraquí me cogió por banda, me empezó a hablar de sus años anteriores. La conversación no es literal porque fue hace más de un año y, además, fue en inglés, pero la recuerdo algo así:

Mi madre le decía a mi padre que nos subiese arriba para que nos acostumbrásemos al ruido de las bombas. Hay que saber diferenciar los diferentes tipos de bombas, hay varios tipos, lo sé porque he visto muchas. Están las que tiran y te queman todo el cuerpo al estallar, las que estallan y llega una onda expansiva muy fuerte capaz de romper los cristales de las ventanas y demás. Es peligroso porque los cristales pueden cortar tu cuerpo en partes pero es asombroso.

 (Yo flipando al ver que usaba la palabra "amazing" para describir eso) ¿Cómo va a ser asombroso?

Bueno, tú lo ves raro, para mí eso ya era algo normal y es asombroso ver cómo el aire y el calor sacude tu cuerpo. Estoy acostumbrado a ver cosas que tú no podrías ver. Lo normal, era barrer todos los días la terraza de lo alto de tu casa y encontrarte dedos y otras cosas del cuerpo humano. Algunos encontraron incluso cabezas.



"Parad de matar nuestros niños. Que pare la sangre".


(Sabiendo que su familia y él tuvieron que huir a otro país limítrofe por cierto) ¿Y la huida cómo fue?

Íbamos por mitad de la carretera, hacia otro país, sorteando bombas, éstas eran de las que te quemaban.

Pero a ver, ¿cómo es posible? Eráis civiles huyendo en un coche.

Marina, ¿crees que a ellos les importaba? En la guerra eso no importa. Después de esto, ¿sigues quejándote de tu país?

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Aquel día perdí la razón, me callaron aunque dije un "no" rotundo, pero aquella historia no era para responderla, era para reflexionarla. Si bien es cierto que no tengo nada de qué quejarme en ese sentido ya que no he sufrido nada parecido. Pero más que queja es vergüenza, y no solo de mi país sino de países, de lo que se ha hecho y de lo que se está haciendo. Resuenan en mi cabeza las palabras de aquel niño sirio que decía "no queremos ir a Europa, solo parad la guerra en Siria". 

A ese batiburrillo de ideas y sentimientos se une el mensaje de disculpas de Tony Blair y el admitir que la invasión de Irak ha sido un factor principal para el ascenso de Estado Islámico. No busco crear debate, aquí no hablo de si queréis aceptar o no refugiados, quiero que pensemos el por qué y sobre el qué hay que hacer. 

Por último, y con los últimos atentados de París, hago un llamamiento a que reflexionemos e intentemos cambiar. No podemos aprovechar la situación para justificar el odio. Razonemos.





 #JesuisParis #JesuisSiria #JesuisBeirut y #Yosoymuchospaíses.



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